lunes, 12 de febrero de 2018

ANILA RUBIKU (1970): HOUSES OF THE RISING SUN (CASAS DEL SOL NACIENTE, 2005)








Aunque la instalación de la artista albanesa Anila Rubiku tenga ya doce años, el conjunto de maquetas de casas de papel, iluminadas por dentro, convertidas en lámparas -hogares que emiten luz- sigue vigente. Sobre las fachadas se proyectan escenas de interior. La casa es transparente: protege pero no encierra. No oculta nada. Deja pasar la luz. Simboliza la vida interior. Ésta se proyecta, se expresa sobre los muros blancos de la casa. El secretismo no es de recibo. La vida que acoge, y de la es testimonio, es la vida de los gestos cotidianos, que van dejando huella en la casa. la vida interior la anima, y se imprime incluso en sus caras exteriores. El muro es una membrana. Filtra. La casa se convierte en un faro -por donde despunta la luz- que augura, ya a lo lejos, una vida de la que la noche ha huido.
Seguramente, un sueño. Son frágiles casas de papel.

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