jueves, 21 de septiembre de 2017

MAJD ABDEL HAMID (1988): BORDERLINES AND MAPS (FRONTERAS Y MAPAS, 2017)







Un bordado es una herida. La aguja agujerea el tejido. La presencia de la punta, cerca del tejido, ya evoca un daño. Un hilo penetra en la tela para siempre. Las marcas permanecerán aunque se descosa.
Pero un hilo también cose: une trozos de tela, repara un descosido, remienda un rasgado. Un pespunte protege. Si el punto es fino y la mano hábil, el daño irreparable se disimula. La tela rasgada vuelve a ser útil. Recupera su prestancia.  

La última obra del artista sirio Abdel Hamid -que posiblemente exponga en la muestra Habitar el Mediterráneo en el IVAM de Valencia a finales de noviembre del año que viene- consiste en bordados. La tela actúa como un territorio (las telas, como las alfombras, siempre han delimitado espacios). Es la imagen de un desierto. Nada se inscribe aún. Un espacio virgen, sin huellas.
Lentamente, comunidades se forman y se agrupan. Densos núcleos de vida se disponen sobre el terreno yermo. Tienen el color de la sangre. El tejido se arruga, como si cobrara vida, como si el tiempo, que todo lo arruga, se manifestara: tiempo de vida y de muerte, Pero una fina linea blanca los divide: una línea no bordada, un tejido que repele la inscripción, en el nada coge.

Borderlines and Maps, consistente en pequeñas telas bordadas, reproduce fronteras entre distintos países del Próximo Oriente, así como las fronteras impuestas por potencias occidentales ganadoras de la Primera Guerra Mundial en los territorios donde se hablaba árabe.

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