domingo, 1 de diciembre de 2013

JOHN CAMERON MITCHELL(1963):THE ORIGIN OF LOVE (2001)

Mediterráneo. Del mito a la razón, la exposición sobre tres aportaciones de la cultura greco-latina a la comprensión del  mundo, el ser humano y las relaciones de éste con el mundo, los dioses y sus semejantes, que Caixaforum (Barcelona y Madrid) prepara para 2014, se cierra con un tercer y último apartado dedicado a una nueva concepción del ser humano basada en la naciente importancia concedida al alma (la psique griega).
Antes de Platón, el alma no existía o no se manifestaba en vida. Solo adquiría protagonismo al fallecer el ser humano, pues se veía desprovista de soporte material. Por el contrario, para Platón (y Sócrates, anteriormente), el alma adquiría relieve ya en vida, pues se hallaba prisionera del cuerpo (que ya no actuaba de vehículo animado sino de cárcel), y ansiaba escapar, a fin de retornar hacia lo alto, esperando la bendición de la muerte aunque Sócrates ni Platón postularon el remedio del suicidio.
Quizá no tuvieron que llegar a este extremo pues el alma poseía un remedio para liberarse, al menos temporalmente, y volver a percibir la luz de la que se hallaba apartada en la oscuridad del cuerpo. El fulgor que de pronto percibía y la alimentaba procedía de los ojos del o de la amante en quien el portador del alma se miraba. Dos entes, poseídos por Eros, el semi-dios pasional, hijo de Afrodita, se miraban y se veían reflejados, el uno y el otro, en las pupilas de la persona amada.
Este postulado concedía una importancia decisiva a la imagen. Ésta constituía la redención del alma. Y legitimaba el arte de la pintura, hasta entonces denostado por Platón por ser capaz solo de reproducir sombras e imágenes desencarnadas, insustanciales, ya que la pintura era capaz de fijar el brillo de la mirada en la que se asomaba el alma liberada.
La importancia de Eros como figura sobrenatural que proyectaba el alma hacia el éxtasis y, por tanto, hacia la liberación (ex-tasis) del cuerpo, de sí mismo, cambió la concepción del ser humano. Éste ya no era una sombra o una marioneta, sino el vehículo, precisamente, cuyas cualidades sensibles facilitaban el regreso del alma al cielo y la recuperación de su perdida condición inmortal. El ser humano preso de Eros, simbolizado o representado por su psique iluminada, se equiparaba a los dioses. Eros lograba que el ser humano, deficiente, falto de una parte, partido, se completara, es decir alcanzara (o recuperara) la unidad. El uno, o el Uno, divino, se "encarnaba" en el hombre.
El cristianismo dio cuenta de la visión platónica humana.
Un tema, uno de los mejores del siglo XXI, de la película Hedwig and the Angry Inch, basado en el Banquete de Platón -en concreto en la concepción erótica de Aristófanes-, y que muestra la potencia de los mitos (y de los cuentos, a través de la referencia a Hansel y Gretel) y su potencial, puesto que pueden ser reactualizados, resume -de manera más certera- lo que la exposición muestra sobre lo que aún debemos a la cultura griega en contacto, posiblemente, con la mesopotámica o del Próximo Oriente antiguo:


The Origin of Love (hedwig and the angry inch) from Sinestesia on Vimeo.

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