miércoles, 5 de septiembre de 2012

Descubrir Barcelona, o qué libro comprar cuando se visita Barcelona con un niño





Quienes fueron niños a finales de los años cincuenta, en los sesenta y a principios de los setenta, y les gustaba y podían viajar -aunque fuera solo con la imaginación- quizá recuerden los maravillosos libros ilustrados que el autor checo Miroslav Sasek (1916-1980) dedicó a una serie de ciudades importantes por el aquel entonces: París, Londres, San Francisco (tan presente en películas como Vértigo de Hitchcock), Venecia, Roma (de los paparazzis retratados por Fellini), Nueva York, etc. Hermosas, ingeniosas, irónicas, tiernas y acertadas ilustraciones, que captaban monumentos pero sobre todo la vida de la calle, componían las viñetas de un lento paseo sin rumbo por la ciudad.
 Sasek no retrató Barcelona. Barcelona, en aquellos años, era la ciudad más gris del mundo. Viajar a Barcelona era un castigo. Barracas misérrimas se amontonaban en la arena que hoy remeda las playas de la Costa Azul. Sasek murió cuando Barcelona no se había abierto aún al mundo (y no se había entregado al turismo, tampoco).
 Oblit Beseiria y Pere Virgili han recuperado la mirada urbana de Sasek y la han aplicado a Barcelona. Una Barcelona turística pero ante todo vivida. Y mirada con humor.
Un libro ilustrado que cualquier padre podría -o debería- comprar a sus hijos pequeños, antes de viajar a Barcelona, si quiere que miren la ciudad como si fuera el escenario de un cuento, verdadero y fabuloso, si quieren que vuelvan una y otra vez a la ciudad -gracias a la imaginación (Ediciones Hipòtesi, Barcelona, 2011)



Véase la web siguiente: 
http://hipotesi.wordpress.com/5-descobrir-ciutats-descubrir-ciudades-discovering-cities/

Los derechos de autor de los herederos de Picasso son tales que el libro no ha podido reproducir, ni siquiera aproximarse, a los frescos que el grabador danés Carl Nasjer, siguiendo el detallado boceto de Picasso, reprodujo, a finales de los cincuenta, en el remate superior de hormigón del edificio del Colegio de Arquitectos deCataluña.
Como compensación, he aquí dos imágenes, que casan bien con el espíritu del libro:





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