martes, 28 de agosto de 2012

Le Corbusier y Jean Genet en el Raval (de Barcelona): una muestra de los fondos del MACBA



























1.- Le Corbusier y GATCPAC: Plan Maciá, años treinta
Resto: Brassaï, serie Grafitti, años treinta
Ambos conjuntos se exponen juntos en el MACBA, Barcelona




Dice el texto de presentación de la muestra sobre Le Corbusier, Jean Genet y Brassai en el casco antiguo de Barcelona en los años treinta:

"La superposición de las respectivas experiencias de Le Corbusier y Jean Genet en la ciudad de Barcelona a principios de la década de 1930 invita a considerar una modernidad próxima en espacio y tiempo. Le Corbusier visitó Barcelona y recorrió su centro urbano con el objetivo de diagnosticarlo y reformarlo. La propuesta del Pla Macià para una "Nueva Barcelona" aplicaba, en consecuencia, un principio higienista que aspiraba a erradicar la degradación social. Contrariamente, Jean Genet, que deambuló por el Barrio Chino poco después de que lo hiciera Le Corbusier, comulgó con los aspectos más abyectos de la calle. Su novela Diario del ladrón, publicada en 1949, rendía cuentas del tiempo transcurrido en Barcelona, así como en otras ciudades europeas. De modo que tanto la modernidad asociada al racionalismo, comprometida con un saneamiento físico y moral, como aquella otra que explora lo informe y lo marginal coincidieron en el tiempo y en el espacio de aquella Barcelona. Las implicaciones estéticas de estas formas de vida quedan, en esta presentación de la Colección MACBA, ligadas a condiciones urbanas. El diorama del Pla Macià que preside esta sección delimita el escenario de estas tensiones. Pero la visión que anunciaba el diseño de una ciudad moderna y la ambiciosa destrucción que implicaba no llegaron a realizarse. La Guerra Civil truncó los planes de esta reforma urbana."

El texto es interesante. Contrapone dos visiones de la ciudad. ¿Se contraponen? o ¿se excluyen?

El llamado Plan Maciá de le Corbusier (arquitecto que preconizaba interior desnudos para los demás pero que gustaba de los oscuros y almohadillados interiores de raso de los burdeles de París) para Barcelona, de los años treinta no se llevó a cabo. Sarcásticamente, se podría decir que se ejecutó parcialmente gracias a las destrucciones de los bombardeos por mar y aire italianos y alemanes de la Guerra Civil. El barrio de Bellvitge, levantado en los setenta, sería un bastardo suyo.  
El proyecto hubiera acabado con la ciudad. Se borraba todo rastro de la historia, las marcas del paso de los hombres y los años, inscritos en muros y suelos.
El casco antiguo era vaciado en parte, la ciudad uniformada, agrandada por barrios compuestos por bloques idénticos dispuestos de tal modo a no delimitar nunca calle alguna, y ensombrecido por tres gigantescos rascacielos, dispuestos como pantallas, casi más anchas que altas, justo en la orilla del puerto. Los llegada de la luz solar conseguido por las "purgas" en el tejido urbano de la ciudad antigua hubieran quedado anulados por la sombra amenazante de los rascacielos que, por otra parte, hubieran formado la barrera más impenetrable entre la ciudad y el mar que quepa imaginarse. Toda Barcelona se hubiera convertido en un anticipo del área del Forum, construido entre el hoy y hoy en día.
Barcelona se hubiera vuelto una ciudad moderna, quizá, es decir en una ciudad sin memoria, algo parecido las ciudades dormitorio construidas en los años cincuenta y setenta.
Ni Jean Genet ni Brassai (que nunca estuvo en Barcelona) hubieran podido hacer nada.
Que el Plan Maciá siga apareciendo como el paradigma de la modernidad sorprende. Que se siga exponiendo, como si de una obra maestra se tratara, sin las debidas acotaciones, comparándolo con las obras maestras de Brassai, o los pasos de Genet,  aún más. 
El Valle de los Caídos se oculta justamente. La Ciudad Caída se muestra a la luz del día como un ejemplo notable de aproximación a la historia. A sangre y fuego

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