viernes, 17 de junio de 2011

Bagdad










Café esta mañana con Ursula Schulz, artista alemana que en los años ochenta vivió algún tiempo en Irak y retrató detalladamente, en unas prodigiosas fotografías sobre papel, el país -yacimientos arqueológicos y pueblos-, especialmente en las marismas del sur, en el delta del Tigris y el Eúfrates.

Cuenta que esta zona, al igual que parte de Afganistán (que también ha documentado), está devastada por las llamadas minas "sucias" (de uranio "empobrecido)). La tasa de malformaciones en recien nacidos, es tan elevada, y las deformaciones son tales, que se prohibe terminantemente el acceso de extranjeros a hospitales y maternidades afganas.
Una situación similar se vive en la región iraquí de Basora.

Estas bombas de uranio, fabricadas en los Estados Unidos, fueron compradas por el ex-presidente Saddam Hussein, para eliminar a la población chiita -que resistía al gobierno sunita- que vivía y se refugiaba en las marismas en los años ochenta.
Esta gasificación reemprendió tras la Primera Guerra del Golfo. Pese a la franja de exclusión (una zona, determinada por la coalición internacional victoriosa de la guerra, que se liberó del control iraquí), fue tolerada, sin embargo, por países como los Estados Unidos y Arabia Saudí, pues permitía desertizar la frontera con Irán, eliminando las ayudas que Irán pudiera obtener en el interior de Irak.

Nuevamente, durante la Segunda Guerra del Golfo, dichas armas de uranio fueron lanzadas por el ejército norteamericano. Los niveles de radiación, incluso en la capital Bagdad, están hoy muy por encima de los niveles tolerables, y siguen naciendo bebés con graves malformaciones. Las tasas de cáncer están disparadas. En cuanto a las tierras del sur, parece que la descontaminación es difícil o imposible: agua y tierra están afectadas de tal modo, que pasarán años (decenas o centenares de años) antes de que los partos vuelvan a ser normales. La población local se alimenta de lo que la tierra irradiada produce y bebe aguas fuertemente contaminadas.

Poco antes de que Irán declarara la guerra a Irak, a principios de los años ochenta, la vida en Irak era difícil. la Stasi y la KGB -terribles policías secretas de la Alemania Oriental, y de la Unión Soviética- ayudaban la policía secreta iraquí. Los controles, innumerables y paranóicos, eran eternos porque, en cada caso, las tres policías secretas debían ser avisadas. Los informes se triplicaban. Las decisiones se eternizaban. Por lo que nada que se saliera de la rutina podía emprenderse. Al mismo tiempo, los Estados Unidos armaban al régimen iraquí. Los desplazamientos por carretera en el país eran difíciles o imposibles, como vetado al tráfico estaba todo el sur del país -donde se hallan los principales yacimientos arqueológicos-. La policía secreta controlaba incluso los cuentaquilómetros de los vehículos. Las distancias que se permitían recorrer eran mínimas y apenas permitían salir de Bagdad.

Irak fue creado en 1918. Fue el resultado de intereses contrapuestos, al igual que ocurrió en los años ochenta cuando soviéticos y alemanes orientales, de un lado, y norteamericanos, de otro, cortejaban el gobierno iraquí. Fueron los británicos quieren parcelaron la parte árabe del imperio otomano; una zona que los otomanos, opuestos a los árabes, habían dejado de lado. Entre 1978 y 1921, Mesopotamia (así se denominaba la zona que unos más tarde se conocería como Irak), formó parte de la británica Secretaría de Estado para la India -si bien la ciudad de Basora "fue" hindú desde 1914-. La forzada relación con la India era tal que hasta la moneda que circulaba por "Mesopotamia" era la misma.
Ante las crecientes revueltas árabes, los británicos Churchill, el colonel Lawrence ("de Arabia") y Gertrude Bell (fundadora de la Dirección General de Antigüedades iraquís, y del Museo Nacional de Bagdad, para acoger un tercio del material hallado en las tumbas reales de Ur por la misión norteamericano-británica dirigida por Woolley), reunidos en El Cairo, determinaron las fronteras de Irak uniendo tres zonas, sunis, chiitas y kurdas, que los otomanos habían prudentemente mantenido separadas, y escogieron a un proclamado descendiente de Mahoma, Faisal, como rey de Irak (Faisal I).
Desde entonces, una soterrado enfrentamiento étnico y religioso se iniciará que Saddam Hussein logró parar a sangre y fuego.
Y sigue.

http://www.globalresearch.ca/index.php?context=va&aid=2374

http://www.rense.com/general56/dep.htm

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